martes, 31 de diciembre de 2013

Hora del balance...


     Ya se acaba el año, y como dicen en muchas partes, es hora de empezar a ver lo bonito, lo feo, lo malo, y lo horrible del año. Por mi parte yo soy de pensar lo siguiente, si dijera que mi año fue HORRIBLE, estaría siendo muy malagradecido conmigo mismo, con Dios, con la vida, con mis amigos, porque no fue así, Tuve un año con altos y bajos, tuve tropiezos, tiempos de estabilidad y variabilidad, en muchos sentidos. 

     Estoy seguro que nos pasó de todo, perdimos a alguien, lloramos por alguien o por algo, nos reímos como enfermos, hicimos locuras, y lo bueno es que no faltaron los buenos momentos y los malos tampoco. Soy de pensar que por algo pasan las cosas, y todo eso "malo" que uno cree que le pasa, es parte de un recorrido, y lo importante es aprender de la situación, te hace más fuerte, y al fin y al cabo, te sientes mucho más seguro de ti mismo. 

     Sin duda alguna este año, cometí muchos errores, pero no me arrepiento de ninguno; está claro que ya no soy el mismo Carlos Raúl, que llegó el 3 de marzo, a las 7.40 am. a su último primer día de clases en Salesianos Alameda, al que ahora escribe esta entrada, ese que está matriculado para estudiar Psicología. Equivocarse hace bien, y es normal tenerle miedo a equivocarse, pero después te das cuenta de lo gratificante que es aceptar tus errores y decirte a ti mismo: ¿Por qué no hacerlo mejor? ¿Por qué no superarme? 


     Uno puede pretender tener un año perfecto, es lo que muchos deseamos, pero... ¿saben cuál es un año perfecto? Un año perfecto ese ese donde te pasa de todo, ese donde llegas a fin de año y te sientes mejor en tu rol de persona, de amigo, de compañero, de pololo/a, de hijo/a. Lo fundamental que uno puede pedirse, es no dejar de creer en su yo interior, en ese que te alienta y te levanta cuando estás mal, ese que te permite seguir adelante y desarrollarte en todas tus facetas.

     En esta fecha es importante recordar a esas personas que ya no están, que ya cumplieron su misión en la tierra, y ahora... ahora están en una parte mejor. En lo personal, llevo conmigo, todos los días, a muchas personas que ya se fueron, los siento, los veo, siguen conmigo. Eso es lo mágico, porque sé que el lazo es por siempre. Hay que agradecer por los momentos que pasamos con ellos, y pedir a tu Dios, a la Pachamama, a la vida, que sigan contigo, y que no se vayan nunca de tu corazón. 

      Dejé Salesianos Alameda, mi casa, mi hogar. Tengo los mejores recuerdos de mi vida en ese lugar. Seguiré ligado de muchas formas, y es algo que no quiero dejar del todo. Voy a echar de menos a mis compañeros, profesores y personal del colegio. Conocí a muchas personas hermosas, que me entregaron las armas para ser este Carlos Raúl que soy ahora. Perdí a mejor amigo, Tomás, por causas que aún no entiendo. A veces lo echo de menos, otras veces no, pero siempre lo recuerdo, ya no como antes, pero sé que quizás lo sigo queriendo. Fallecieron dos grandes personas, mi padrino Francisco y José Ordenes (Cony Daccardill), a quiénes los recuerdo cada día, y los tengo muy presentes. Lloré por amor como nunca, pero también lo viví intensamente. Supe hacer a un lado a todo lo malo que me rodeaba y quedarme con lo bueno... ¿y ahora? Bueno ahora, estoy feeeeeeeeeeeeeeeeeeeliz, a pesar de todo. Ya estoy matriculado en lo que quiero, lo que me gusta, en lo que sé que puedo aportar a este mundo. Me la voy a jugar con todo, no será fácil... pero confío en mí. Psicología voy por ti. 

     El 2013, nos tenía preparadas muchas cosas, pero en el 2014, se vienen muchas más, aún más intensas y hay que estar listos. A todos ustedes, les deseo un muy buen año en muchos sentidos, pero antes que todo agradezcamos por este año que se va, y por uno nuevo que empieza. Porque aquí estamos y seguimos viviendo. 

Just RIDE...


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